L´argent, par définition, n'a pas de conscience (paráfrasis de A. Camus, Témoins n. 5)

Sapere aude! (I. Kant)

Un peu d'agitation donne du ressort aux âmes, et ce qui fait vraiment prospérer l'espèce est moins la paix que la liberté (Du contrat social, JJ Rousseau)

"la historia está repleta de credos e instituciones que son de valor incalculable al principio, y quedan obsoletos y casi inservibles después" (Walter Bagehot)

"Si tes projets portent à un an, plante du riz; à vingt ans, plante un arbre; a plus d'un siècle, développe les hommes" (Proverbio)

"He visto cosas que vosotros no creeríais (o sí)" (Paráfrasis de Roy Batty)

"El hombre que encuentra que su patria es dulce no es más que un tierno principiante; aquel para quien cada suelo es como el suyo propio ya es fuerte; pero sólo es perfecto aquel para quien el mundo entero es como un país extranjero" (Hugo de San Víctor)

"Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo." (Abraham Lincoln)

"What counts in life is not the mere fact that we have lived. It is what difference we have made to the lives of others that will determine the significance of the life we lead." (Nelson Mandela)

"There are no two words in the English language more harmful than "good job""
(Terrence Fletcher)

martes, 8 de abril de 2014

ECONOMÍA - MEDIDAS TOMADAS CONTRA LA CRISIS

En tercer lugar, la atención a la economía global
 
Como una de las raíces últimas de la recesión hay que considerar los desequilibrios macroeconómicos globales: Se hace necesario corregir los contrastes entre el ahorro asiático y el gasto occidental que están detrás de aquella. Estos contrastes aumentaron a partir de la crisis financiera asiática de 1997.

En ese año los países de Sudamérica y sobre todo los del sureste asiático, que se habían acostumbrado a las entradas de capital extranjero, sufrieron terriblemente cuando éste salió repentinamente. Para protegerse con vistas al futuro, empezaron a asegurarse de que generaban superávits de balanza por cuenta corriente (de que exportaban más bienes y servicios de los que importaban). Ello les hizo comenzar a acumular reservas de divisas.

En el otro lado de la ecuación se encontraban, sobre todo, Estados Unidos –con déficit comercial crónico- y Gran Bretaña. Dentro de los países pertenecientes al área del euro, España mantenía también un desequilibrio permanente de sus cuentas exteriores.
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Los desequilibrios pueden estar muy bien, pero no se pueden continuar acumulando para siempre. Si terminan violentamente, crearán inestabilidad. El principal problema fue que una buena parte del dinero barato (remunerado a un tipo de interés bajo) reciclado de los países ahorradores se invirtió en  vivienda y otros activos en Occidente (otro ejemplo fue el de los polémicos fondos soberanos, a través de los cuales los Estados que estaban generando importantes superávits de balanza comercial –China y países de Oriente Próximo- invertían las reservas obtenidas en comprar acciones de las empresas de los países de Occidente). Era demasiado esperar que saliera de esos activos  de una manera ordenada cuando hubiera síntomas de pérdida de valor en los mismos.

Entonces cabe preguntarse: si los desequilibrios de la balanza por cuenta corriente a largo plazo son dañinos porque acaban generando una salida desordenada de los fondos y un caos financiero, ¿Cómo se puede evitar que proliferen?

El problema es que el conflicto entre la soberanía y la seguridad aquí es más complicado de resolver que en la regulación financiera. Claramente, ningún país aceptaría someterse a una regla que le obligara a tener equilibrada su balanza por cuenta corriente. De ahí que haya que poner en manos de un tercero, de una organización internacional como el FMI, con independencia y recursos, la capacidad para apoyar todas las economías que sufrieran de la fuga de capitales en una crisis. 

altEste problema lleva a que se plantee un FMI de mayor dimensión —demasiado pequeño para salvar al mundo, obviamente, pero más grande que el de hoy- , y apoyado por los tres bancos centrales regionales grandes: la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y finalmente el Banco de China. Para que eso funcione y para que las ayudas del FMI pierdan algunos de sus estigmas, los países ricos tendrían que admitir más peso de las nuevas economías en el organigrama del FMI. Pero eso, también, es otra historia que exigirá importantes negociaciones.

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